El artículo 31.1 de la Constitución dice:
"Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio."
Obviamente los funcionarios no son "todos" y obviamente, y si sólo se priva a una parte de la población de su renta para sostener gastos públicos, estamos hablando de confiscación
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Medidas ante los recortes en educación
Hola, soy un profesor del IES
Miguel Romero Esteo. Acabo de venir de la Asamblea de profesores que se ha
celebrado en el Gaona.
Se han dicho muchas cosas y
propuestos diversas medidas. Con respecto a las medidas, considero que deben
tener tres requisitos para que tengan éxito: que sean realizables, eficientes y
mayoritarias.
* Realizables .
Significa que no supongan coste importante para el colectivo. Por tanto, debemos
desechar medidas como la huelga (90 € diarios no lo soporta mucha gente) ;
sentadas en la calle (medida minoritaria).
* Eficientes. Es decir,
que hagan daño a los culpables directos e indirectos de los recortes: el MEC y
la Consejería de Educación. ¿Qué le perjudica a la Consejería?
PENSAR Sus Proyectos (Calidad, Bilingüismo, .......) , su
información (datos que se aportan al Séneca) Que los problemas
internos de los Centros salgan a la luz .
Propongo trabajar para que en
septiembre las Asambleas de los Centros y las Generales. Salgan propuestas
realizables que perjudique a la imagen y funcionamientos cotidiano de la
Consejería.
¿Cuáles?
- Salirse del maldito Plan de Calidad los Institutos que hayan caído en él. No entrar los que aún no estamos (si es que vuelven a proponerlo)
- No colaborar en el plan del bilingüismo. Nada de matricularse en la escuela de idiomas los que lo están haciéndolo.Lo que hay que hacer es dar bien la asignatura de inglés, lo otro es pura fachada.
- No realizar curso del CEP
- No pasar datos al Séneca, solo los que nos benefician (partes disciplinarios de los alumnos)
* Mayoritarias.
Obviamente para tener fuerza, deben ser adoptadas por la mayoría del
profesorado. Porque, en caso contrario, tendrán poca fuerza y sufrir
represalias.
Medidas testimoniales no tienen sentido. Además desgastan y
queman. La imaginación al poder.
Esperemos
que llegue septiembre con ánimos y ganas de hacer frente a los
recortes.
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La tijera andaluza ya ha llegado, los más perjudicados los profesores no universitarios
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Os dejamos una entrevista realizada por alumnos del I.E.S. Al-Baytar de Arroyo de la Miel a profesores del mismo sobre los recortes en Educación.
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INDECENTES...
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(Unas pre-posiciones, unas reflexiones y unas propuestas ante la inminencia de las vacaciones de verano y la posibilidad de que las medidas efectivas de recortes no se sustancien hasta que no estén las actas firmadas y los alumnos en sus casas).
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NO HAY MOTIVOS PARA RELAJARNOS (AUNQUE SE HAYA
APLAZADO LA APROBACIÓN DEL DECRETO ‘RECORTADOR’ EN ANDALUCÍA).INDECENTES...
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NO AL 3’9 % del PIB para Educación en 2015.
(Unas pre-posiciones, unas reflexiones y unas propuestas ante la inminencia de las vacaciones de verano y la posibilidad de que las medidas efectivas de recortes no se sustancien hasta que no estén las actas firmadas y los alumnos en sus casas).
“No al 3’9 % de inversión del
PIB en educación como meta asumida por los gobernantes centrales y autonómicos
para el 2015” es uno de los lemas informadores de esta iniciativa integrada en la
plataforma de profesores del IES Ibn al-Baytar constituidos en asamblea
permanente.
Las iniciativas que estamos
desarrollando desde la Asamblea Permanente del IES Ibn al-Baytar, en el sentido
de integrar distintas propuestas de otros Centros y otras plataformas de
actuación en nuestra área de influencia —integración que se ha visto potenciada
por el efecto de las Redesd Sociales—, está abierta a cuantas propuestas o
sugerencias puedan hacerse en el sentido de promover y conseguir la meta de la
eliminación de esa propuesta en los planes de actuación de gestores públicos,
partidos políticos y sindicatos. Y de convertirla en una reclamación de conseguir
más de 5,9 del PIB a invertir en Educación en España y sus CCAA en la misma
fecha. Dicho sea de paso el 3’9% de su PIB era lo que invertía Bulgaria en
Educación en 2007; y al siguiente año pasó a 4,4; o lo que invertía Colombia en
2008, pero actualmente invierte un 4,9. ¿Finlandia? siempre más del 6% (desde
2008), como todos los países nórdicos. Dinamarca casi llega actualmente al 8%.
La denostada Cuba se sitúa actualmente en torno al 14%. La República de
Moldava, en su empeño por crecer y ponerse a la altura económica de los países
de la UE pasa del 8,3 % del PIB en Educación (2007) al 9,1 del 2011. Son datos
del Banco Mundial.
Es una verdad universalmente
asumida y no contestada por ningún medio institucional o cercano a la gestión
de recursos públicos o privados que la inversión en Educación, complementada
por las inversiones en I+D+i, es la primera condición para el progreso material
y espiritual (o cultural) de las sociedades. Constituye también una evidencia,
asumida por los poderes públicos ya que se basa en estudios ejecutados por
instituciones del máximo prestigio y operatividad (OCDE, UNESCO, Banco Mundial,
Comisión Europea, INTERMON-OXFAM, y otras) que aquellos países que invierten
más —y, añadimos, que invierten mejor— en Educación son aquellos en los que el
progreso material y cultural se mantiene de una forma más constante y efectiva.
No puede entenderse entonces
cómo es posible que pretenda salirse de una situación de crisis económica y de
depresión económica y social, sea cual sea su naturaleza (esta es financiera, y
remite un déficit ocasionado por el malhacer y la incompetencia de los gestores
privados y públicos de los recursos dinerarios mundiales como causa eminente)
disminuyendo en inversiones directamente relacionables con el desarrollo y el
mantenimiento de actividades que resultan indispensables para poder remontar la
misma, o que establecerían las bases para que este remonte se iniciara cuanto
antes. Menos aún cuando los estudios realizados por organismos internacionales,
como los publicados por el Banco Mundial o la OCDE (Informe PISA) no están
alertando sobre una situación de nuestro sistema educativo en cuanto a sus
resultados que no apuntan precisamente hacia un óptimo, sino todo lo contrario.
España sigue estando por debajo de la media de los países europeos y de la
OCDE; en cuanto a la posición de Andalucía, su situación es aún más
preocupante: somos la penúltima comunidad autónoma en España en cuanto a los
resultados obtenidos en compresión lectora, en competencia matemática y en
competencia científica en el último informe-PISA (2009).
Aunque nunca faltan los
expertos en darle la vuelta a estos resultados, entre los cuales podríamos
destacar los que, al más puro estilo Wert, afirman que no tiene nada que ver el
aumento o la disminución del gasto público en Educación con los mejores o
peores resultados obtenidos en estos estudios, que son objetivos y técnicamente
impecables; y aunque se está intentando contrarrestar el efecto desmoralizador
de los mismos con la exhibición de los algo mejores resultados de unas pruebas
internas de diagnóstico que están provocando el sonrojo de los profesores que
han de corregirlas por el grado de simplicidad de las cuestiones que se le
plantean a los examinandos (alumnos de 2º), la percepción de la calidad del
sistema educativo español y de las CCAA, por sus efectos, es decididamente
negativa, dentro y fuera de España. Y este resultado se debe al hecho
incontrovertible de que se invierte poco y de que lo que se invierte se
invierte mal y sin un control efectivo y del cómo y del ‘en qué’ se gasta lo
que se presupuesta (un ejemplo eminente: la parte del presupuesto dedicada a pagar
los servicios de empresas u organismos privados como AENOR, que no hacen sino
molestar y ocasionar disfunciones y malestar en los Centros que las padecen,
además de introducir en la gestión de los mismos una serie de conceptos como
los de ‘homogeneización’, ‘calibración de procesos’, ‘satisfacción’, ‘éxito’, y
otros similares que sólo se justificarían en un contexto de mercado y
competencia, y que son además contrarias al espíritu socialmente progresista e
integrador que inspiran algunas de las normativas o preceptivas vigentes en
Educación en España y sus CCAA, como los de la atención a la diversidad, la
autonomía pedagógica y organizativa de los centros, o la justificación social
de la actividad educativa en un sentido de promoción de los sujetos a los que
esta actividad va dirigida).
Definitivamente, se gasta poco
y se gasta mal. En España y en Andalucía. Son necesarias más inversiones y
controles eficaces sobre el gasto. La constitución de un cuerpo de técnicos e
inspectores al que se acceda demostrando conocimientos y un potencial en el
ámbito de la gestión de recursos humanos resultaría en este sentido una
condición indispensable: el actual cuerpo de inspectores es un colectivo que se
regula por las leyes no escritas del clientelismo y soporta un grado importante
de incompetencia y de corrupción. Son necesarias disposiciones legales que
garanticen que los Centros sean gobernados por equipos competentes que
representen a los sujetos interesados en el hecho educacional en cada uno de
ellos (el Decreto para la regulación de los Reglamentos de Organización y
Funcionamiento de los Centros públicos de Enseñanza de Andalucía, promulgado en
julio de 2010 con la oposición manifiesta del profesorado y de distintos medios
profesionales y sindicales, no solo no garantiza esta condición, sino que en
muchos casos la imposibita). Es necesario fomentar una educación para el
ejercicio de los derechos de una ciudadanía prodemocrática a unos niveles más
‘altos’ que aquellos en los que se encuentran los alumnos: muchos gestores del
negocio educacional, tanto en la enseñanza pública como en la privada, manejan
un concepto de la ciudadanía mucho menos íntegro que el que ya han asumido una
buena parte de nuestros alumnos.
Nada de esto parece que esté
en vías de conseguirse. La disminución prevista y a punto de ejecutarse en
inversiones para Educación y el mantenimiento de las actuales estructuras
organizativas y de gestión no nos hacen concebir muchas esperanzas en el
sentido de que pueda darse y mantenerse un progreso en Educación. Más bien nos
hacen temer lo contrario. De ahí que nuestro compromiso en la actuación frente
a este estado de cosas no se concrete solamente en iniciativas y propuestas
cercanas a estas fechas, como la huelga de 22 de mayo, sino que se postule como
permanente.
Es necesaria una labor
permanente de información y de concienciación a todos los niveles y que
implique a todos los sujetos materialmente interesados en el hecho de la
Educación: personal de Administración y Servicios (funcionarios y personal
laboral), Asociaciones de Padres, padres como sujetos autónomos, Asociaciones
y/o sindicatos de Alumnos; alumnos como sujetos autónomos, profesores
(sindicados o autónomos), compañeros con cargos en equipos directivos, personal
de los CEP… Ninguno de estos sujetos debe creerse ajeno a esta problemática.
Ninguno lo está de hecho.
Es necesario proponer y sacar
adelante medidas de OPOSICIÓN FUERTE a este lamentable estado de cosas. Antes,
durante y después del verano-2012 (antes y después de la inminente aprobación
de los decretos y disposiciones 'recortadores'). En eso estamos. Los profesores
integrados en la Asamblea Permanente del IES Ibn al-Baytar os animamos desde
estas páginas a constituir vuestras asambleas permanentes en vuestros Centros y
a no dejar de comunicar vuestros logros e iniciativas. Nuestra Asamblea
Permanente, las que se están constituyendo y seguirán constituyéndose en otros
Centros, esta página-blog, y tantas otras iniciativas y recursos tienen esa
función destacada. Y han de seguir activas durante y después del verano,
preparando el otoño y/o el inicio de las clases.
No nos dejemos abatir por las
estrategias estivales de estos pésimos y antisociales gestores; no nos
desinflemos por efecto de las vacaciones. Sigamos pensando estrategias,
redactando propuestas, constituyendo plataformas y asambleas, comprometiendo o
invitando a apoyarnos al personal de los equipos directivos de los centros que
son afines a estas justas demandas que planteamos (No al 3’9 % del PIB para
Educación en 2015, sí al 5’9 y más). El horizonte de nuestras acciones no
debemos situarlo en mañana o pasado mañana, sino desde hoy, o desde la fecha
señera del 22 de mayo, que a tanta gente movilizó, y hacia el 2015, pasando,
como una primera estación importante, por el inicio del siguiente curso.
Asamblea Permanente del IES
Ibn al Baytar.
08/06/2012.
_________________________________________
Aunque hay una esperanza de que las autoridades de nuestra CA
reconsideren su propuesta de reducir en un 5% los salarios a los empleados
públicos que dependen de la Junta de Andalucía, y aunque también existe la
expectativa de que, una vez aprobada esta medida (si se aprueba), no se
sustancie en una bajada de los salarios de los profesores de … primaria o de
secundaria (el pasado jueves se daba por cierto que la bajada salarial no
afectaría a los profesores universitarios), lo cierto es que lo que el viernes
pasado nos pudo sonar a una victoria de las movilizaciones habidas antes,
durante y después del día 22 de mayo, no fue más que un aplazamiento del
anunciado y no desechado Plan de Ajuste. De hecho este Plan y el Decreto que lo
ejecutará en Andalucía, que prevé la reducción de 2.800 millones de $ de gasto
público (777 millones se obtendrían con la reducción salarial anunciada) sigue
adelante en su proceso de pre-tramitación. Lo que sucedió el viernes pasado fue
simplemente que los sindicatos representados en la mesa de la Función Pública
(este trámite es obligado hacerlo cuando se pretenden aprobar medidas como
estas), tras anunciar su no disposición a tolerar un ‘aprobado exprés’ a este
Plan consiguieron de los representantes institucionales de la Junta en esta
Mesa un aplazamiento de unos quince días con la intención de debatir las
medidas a tomar.
No obstante ni el Real Decreto-ley 12/2012, de 30 de marzo, por el que
se introducen diversas medidas tributarias y administrativas dirigidas a la
reducción del déficit público; ni el Real
Decreto-ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del
gasto público en el ámbito educativo, ni el Real Decreto-ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes
en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público han dejado de
tener vigencia y de pesar como sendas losas en nuestras expectativas profesionales.
Igualmente el Plan de Ajuste presentado por la Consejería de Economía,
Innovación, Ciencia y no sé qué mas de la Junta de Andalucía presentado el
pasado jueves-17 de mayo al Consejo de Política Fiscal y Financiera y aprobado
condicionadamente por el Ministerio de Economía, siempre que se le añadiesen
otros 300 millones más al ‘recorte’.
Por estos motivos esta
Comisión-Observatorio de disposiciones legislativas y/o ejecutivas entiende que
no solamente no hay motivos para relajarnos por el anuncio de aplazamiento
hecho el pasado viernes-25 de mayo en el sentido de posponer la aprobación del
inminente Decreto desde el que se ejecutarán las medidas ya aprobadas que
permitirán recortar los 2.800 millones (y, dentro del mismo, la reducción
salarial a los empleados públicos de la Junta), sino que lo que cumple es intensificar
la actitud de vigilancia y de denuncia, y mantener cuantas iniciativas y
movilizaciones tenemos previstas frente a estos recortes ya decididos y
decretados. Recortes que se seguirán presentando como necesarios para conseguir
los objetivos de reducción del déficit previstos, y cuya máxima expresión sigue
siendo la de conseguir la reducción de la inversión, en términos de tantos por
ciento del PIB en Enseñanza y políticas educativas de un 4’9 % del PIB a un 3,9
%.
Démonos cuenta además de que en el caso
—creemos que poco probable— de que se anuncie una renuncia a bajarnos el sueldo
a los empleados públicos de la Junta en un 5 o un 6 %, o en el caso de que esa
bajada se anuncie menor (que es otra posibilidad), esos objetivos de reducción
en inversiones en Enseñanza y políticas educativas, que harían posible la
antecitada reducción del 4,9 al 3,9, siguen vigentes, y que estos recortes y
esta previsión de descapitalización de la enseñanza pública son la causa
principal de nuestro malestar como docentes y el motivo más claro de nuestra
oposición frontal como ciudadanos a estas disposiciones con las que se está
malogrando lo conseguido durante tantos años y con tanto esfuerzo de tantos y
tantos trabajadores en la función pública o en la generación de rentas (e
impuestos) en los sectores privados: el mantenimiento de una Escuela Pública
con expectativas fundamentadas de conseguir un mantenimiento y un aumento de su
calidad, y la salvaguarda de un modelo de Estado que no renuncie a los logros
sociales que se suponían consolidados desde la sexta década del pasado siglo con
el llamado ‘Estado de bienestar’, antesala de otra forma de Estado que bien
pudiera llamarse, cuando se consiga universalmente, ‘Estado social’. ¡Qué lejos
no vamos quedando de tales formas de Estado y de sociedad con estas medidas! La
oposición a las mismas no puede ser más justa, ni más urgente.
E. de la Comisión de Información de la Asamblea
de Profesores del IES Ibn al-Baytar.
_________________________________________
Educación, formación y sociedad
Siempre
he entendido que la educación es algo así como el conjunto de
conocimientos que debe tener una persona para estar (saber estar) en
sociedad. Esto incluye unas normas básicas de lo que antes se llamaba
urbanidad o buenas costumbres y hoy llamamos convivencia: no matarás, no
agredirás, no insultarás, no robarás, no quemarás contendedores, no
discriminarás, etc. Además se pide a los ciudadanos y ciudadanas que
conozcan los mínimos instrumentos intelectuales que son necesarios para
vivir con los demás, tales como leer, escribir (firmar sin huella
digital), oír, hablar, sumar, restar, multiplicar, calcular el TAE, usar
Mozilla, saber el nombre de los políticos, pintores, escritores y
músicos más importantes de la provincia, la comunidad, el país, la Unión
y el mundo, aparcar y algunas nociones básicas de geología, derecho,
anatomía, geografía, biología, gastronomía, inglés y otras materias
simplificadas.
Otra cosa es la formación, que se podría definir como acumulación de
saberes de carácter avanzado en múltiples ramas del saber. Hablamos ya
de resolver ecuaciones con dos incógnitas, analizar sintácticamente
subordinadas adjetivas sustantivadas, traducir la Eneida,
formular química orgánica, saber la capital y la renta per cápita de
Kazajistán, reconocer el aparato de Golgi a un golpe de vista, etc.
Entre estos dos conceptos se pueden dar varias combinaciones:
A) personas sin educación ni formación: desastres totales de ciudadanos, que suelen vivir en barrios muy marginales y que constituyen el ochenta por ciento de la población carcelaria. Dejaron la escuela a los doce, no sin antes robar un par de pizarras para hacer una candela. Salvo raras excepciones, estas personas surgen de familias que carecen de educación y formación desde tiempos inmemoriales.
B) personas con educación pero sin formación: ahí anda más de la mitad de la población española. Son esas abuelitas amables que vivieron tiempos espantosos de penuria, pero que no dudan en hacerle un bizcocho o un potaje de lentejas al primero que entra por las puertas de su casa. También suelen poner a disposición de su hijos/-as, nueras/yernos, nietos/-as sus exiguas pensiones, una vez que estos han pasado a engrosar la cifras crecientes del desempleo. Son la reserva espiritual del mundo.
C) personas con educación y formación: ahí cree estar todo el mundo que ha terminado o empezado una carrera universitaria. Son personas que van al teatro, ven la 2, leen a Zafón o a Paul Auster y pagan sus impuestos y sus cuotas a alguna ONG. Muchos lectores de este blog se verán inlcuidos en este grupo.
D) personas con formación pero sin educación: Se trata de individuos/-as que en muchas ocasiones parten de una situación social privilegiada y que han estudiado en Suiza o en Harvard. Visten a la última, viven en las calles más caras de las ciudades, van a la ópera bajo abrigos hechos con pieles de animales salvajes asesinados, hablan varios idiomas, pero carecen del más mínimo sentido de la solidaridad, la convivencia, la fraternidad y la decencia. Cuentan que muchos de los jerarcas nazis eran hombres de gran formación y cultura, que escuchaban a Wagner mientras le daban a la palanca del gas. Los dictadores argentinos lanzaban insurgentes desde los helicópteros recitando versos de Borges.
Hoy día se dedican a la bolsa y arruinan países con un control+z momentos antes de comprarse el último Van Gogh. Ya lo dijo Serrat en aquella canción: "entre esos tipos y yo hay algo personal".
La escuela pública se encarga (o ha encargado) con mayor o menor éxito de los apartados A, B y gran parte del C.
Entre estos dos conceptos se pueden dar varias combinaciones:
A) personas sin educación ni formación: desastres totales de ciudadanos, que suelen vivir en barrios muy marginales y que constituyen el ochenta por ciento de la población carcelaria. Dejaron la escuela a los doce, no sin antes robar un par de pizarras para hacer una candela. Salvo raras excepciones, estas personas surgen de familias que carecen de educación y formación desde tiempos inmemoriales.
B) personas con educación pero sin formación: ahí anda más de la mitad de la población española. Son esas abuelitas amables que vivieron tiempos espantosos de penuria, pero que no dudan en hacerle un bizcocho o un potaje de lentejas al primero que entra por las puertas de su casa. También suelen poner a disposición de su hijos/-as, nueras/yernos, nietos/-as sus exiguas pensiones, una vez que estos han pasado a engrosar la cifras crecientes del desempleo. Son la reserva espiritual del mundo.
C) personas con educación y formación: ahí cree estar todo el mundo que ha terminado o empezado una carrera universitaria. Son personas que van al teatro, ven la 2, leen a Zafón o a Paul Auster y pagan sus impuestos y sus cuotas a alguna ONG. Muchos lectores de este blog se verán inlcuidos en este grupo.
D) personas con formación pero sin educación: Se trata de individuos/-as que en muchas ocasiones parten de una situación social privilegiada y que han estudiado en Suiza o en Harvard. Visten a la última, viven en las calles más caras de las ciudades, van a la ópera bajo abrigos hechos con pieles de animales salvajes asesinados, hablan varios idiomas, pero carecen del más mínimo sentido de la solidaridad, la convivencia, la fraternidad y la decencia. Cuentan que muchos de los jerarcas nazis eran hombres de gran formación y cultura, que escuchaban a Wagner mientras le daban a la palanca del gas. Los dictadores argentinos lanzaban insurgentes desde los helicópteros recitando versos de Borges.
Hoy día se dedican a la bolsa y arruinan países con un control+z momentos antes de comprarse el último Van Gogh. Ya lo dijo Serrat en aquella canción: "entre esos tipos y yo hay algo personal".
La escuela pública se encarga (o ha encargado) con mayor o menor éxito de los apartados A, B y gran parte del C.
A. de la Comisión de Comunicación
_____________________________________________________El desprecio político al funcionariado
FRANCISCO J. BASTIDA CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL
Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplaude de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.
Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.
Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla.
Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el
trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta.
Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplaude de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.
Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.
Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla.
Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el
trabajo sean de fuente pública o privada. Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta.
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EN DEFENSA DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA.
El Ministro Wert dijo acerca de la Universidad Española lo siguiente:
Las universidades públicas españolas son muchas, caras, endogámicas, no aparecen en el listado de Shangai y presentan un fracaso escolar del 40 %.
Para afrontar este problema se va a constituir una comisión nacional para redactar una nueva Ley de Universidades, en la que se dé vía libre a la iniciativa privada.
Este Ministro miente. Veamos algunos datos y comprobaremos que casi todas sus afirmaciones son embustes:
Muchas: En EE.UU. hay 3277 universidades, más de una por cada 10000 habitantes. En España hay 72, lo que hace una por cada 640000 habitantes. Es decir, en EE.UU. hay proporcionalmente 64 veces más universidades que en España.
Caras: El coste medio de un curso universitario en España es de 6000 euros. En Estados Unidos, los costes medios son de 3 a 4 veces más elevados (eso si no contamos las universidades de prestigio): en una universidad privada 26.273 dólares y en una pública 18.520 (sólo el precio de la matrícula)
Endogámicas: Cierto. Pero hay que hacer algunas matizaciones: este es un país endogámico: un español medio muere a menos de 50 km. del sitio donde ha nacido. Un estadounidense medio cambia tres veces de ciudad a lo largo de su vida, en un país mucho más grande. Además, las universidades españolas son endogámicas porque no atraen a los mejores científicos y profesores (más bien los espantan, en muchos casos), solo a los muy vocacionales: contratar a un Premio Nobel en una universidad española es imposible.
No aparecen en el listado de Shangai: Wert, además de embustero, debe estar ciego (en algún sentido). Se ven 10 universidades españolas en el listado de Shangai de 2010: Autónoma de Madrid, Complutense de Madrid, Barcelona, Valencia, Autónoma de Barcelona, Pompeu Fabra, Politécnica de Valencia, Granada, Santiago de Compostela y Zaragoza. Ninguna de ellas privada, por cierto, todas públicas.
Fracaso escolar: si aquí es del 40%, en EE.UU. es del 44%.
Y por cierto, no explica cómo las universidades privadas podrían arreglar estos problemas. Sólo es una estrategia más para que la empresa privada saquee recursos públicos. En EE.UU., el ejemplo que tanto cita, las mejores universidades son públicas o sin ánimo de lucro y no es ese el modelo que Wert parece proponer.
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AJUSTÁNDOSE A LOS RECORTES (Toma 1)
Dado los recortes en la
partida presupuestaria, dada mi profesión y considerando que el gobierno
a pesar de todo, dice que no bajará el sueldo a los funcionarios, uno
tiene que poner de su parte para ayudar (o aconsejar) a nuestro gobierno
con medidas que puedan hacer que dicho recorte,sin recorte de salario,
sea factible. Para ello, propongamos medidas. En primer lugar, medidas
encaminadas al recorte del gasto en materia educativa:
- Prohibido contratar a profesores interinos, para ello: prohibido enfermar, prohibido darse de baja, prohibido incapacidades temporales que obliguen a uno a ausentarse (para ello: prohibido que se mueran familiares de ningún docente o que ninguno de estos dé a luz).
- Prohibido usar más de una tiza al día (se suprimen en su totalidad las tizas de colores así como los rotuladores Edding 6000 ya que son costosos, no reciclables y se gastan rápido)
- Prohibido salir de excursión con el autobús(ni pensarlo, ni nombrarlo)
- Prohibido hacer fotocopias (las fotocopias se traen de casa).
- Prohibido usar la luz (que por cierto ahora es más cara), para ello prohibido encender los ordenadores. No pasa nada con respecto a los aires acondicionados porque hacía tiempo que no teníamos de eso.
- Prohibido desdoblar clases, es mucho más sensatos unificarlas. Para ello podríamos subir la ratio digamos que a...hmmmm ¿50 alumnos por clase?
- Prohibido renovar el material editorial; para ello tenemos que prohibir la entrada a los representantes de las casas editoriales a nuestros centros, que luego al final nos acaban convenciendo (pobres y manipulables docentes que somos que al primer postor nos vendemos). Otra medida encaminada a subsanar el gasto en libros de texto pasa por recopilar todos nuestros libros de texto de cuando éramos estudiantes y cederlo a nuestro alumnado. Aunque no cubra todas las necesidades, admitámoslo, tampoco ellos acostumbran todos a traer el material a clase.
Cómo bien nos ha enseñado
nuestro gobierno, no todo será recortar el gasto. Hay que generar
ingresos. Para ello, algunas medidas pueden ser las siguientes:
- Poner a los niños que den más pena y que sean más absentistas a pedir por las calles. Para ello podríamos llegar a un acuerdo, nosotros les permitimos salir (cuando está prohibido) y a cambio ellos nos dan una comisión de sus ganancias. Para mejorar la eficacia de esta medida aquellos centros que presenten bachilleratos o ciclos formativos relacionados con el arte pueden poner su granito de arena para la caracterización de dicho alumnado, al tiempo que ahorramos en las prácticas de este alumnado artístico.
- Otra medida podría ser grabar en vídeo las actuaciones más estelares del alumnado más rebelde y tratar de venderlo a alguna televisión privada. A buen seguro pronto conseguiría el gremio un espacio televisivo privado con altos índices de audiencia.
- Otras medidas alternativas podrían ser la de amistarnos con el Clero, la Milicia y la Monarquía ya que son tres de los estamentos que menos tocadas han visto sus partidas presupuestarias. De este modo, tal vez, si les caemos bien, podríamos acabar consiguiendo un poco de limosna caritativa.
- Ay! Se me olvidaba. Dado el incremento en las partidas presupuestarias para el Deporte y dada la falta de medios que irá en aumento en los centros de educación pública, podríamos llegar al acuerdo en cada colegio y cada instituto de poner a los chavales en casi todas las horas a hacer ejercicios físicos en el patio. Al fin y al cabo, en honor a la verdad, de qué les valdrá saber matemáticas, biología, física o historia (nótese que las pongo en minúsculas con la idea de ir denigrándolas a su ubicación de justicia). ¿De qué? Si al final tendrán que irse fuera, y al precio al que estará por entonces la gasolina, pocos lo harán. Más nos vale ir forjándolos en la rudeza de la intemperie meteorológica, así, si no consiguen ser afamados deportista de la élite patria, al menos estarán bien curtidos para soportar las insoportables condiciones laborales que a los más afortunados (los menos no trabajarán) a buen seguro les espera.
Gracias
por tildarme de sensacionalista, pero no es más que un toque de sentido
del humor muy envenenado ante tanta basura (por no llevar al extremo mi
deseo momentáneo de poner palabras malsonantes que empañen el blog).
Profesor del IES LOS MANANTIALES
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UNA HUELGA QUE NO SIRVE PARA NADA Y QUE NO SIRVE A NADIE
Las minipímeres sirven
para hacer mahonesas, los ascensores
para que nos suban a los pisos altos, los preservativos, para
preservarnos de
tanta cosa. Pero las huelgas…. Las huelgas, en general, y esta en
particular,
la de este día 22 de mayo de 2012 (Huelga General en Enseñanza: España y
sus
CCAA) no sirven para nada. Pero es que tampoco lo buscan (servir para
algo).
Tampoco sirven a nadie, aunque siempre están los que se apuntan (a
servirse de
ellas). Hay quien dice que esta huelga para lo único que va a ‘servir’
es para
que las autoridades de las Consejerías de la Junta de Andalucía se la
presenten
al Gobierno Central como una prueba de la improcedencia de las medidas
impuestas
desde Madrid ‘para la racionalización del gasto público…’. Es posible,
pero, en
todo caso, esa prueba o esa buena disposición de la Junta de Andalucía
para con
esta huelga será solo cara a la galería, ya que los funcionarios
públicos en
general y los enseñantes en particular vamos a sufrir las dentelladas de
los
recortes desde la acción unilateral de la Junta y de su Consejería de
Economía,
que es la institución que ha promovido y dispuesto la reducción de un 5%
del
salario para todos los empleados públicos presentada el pasado jueves
ante el Consejo
de Política Fiscal y Financiera como contribución de la Comunidad
Autónoma de
Andalucía a la redacción de la inminente Ley Orgánica de Estabilidad
Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. Por otra parte van a ser la
Junta
de Andalucía y la Consejería de Educación las instituciones desde las
que se
transija con una política presupuestaria que, en la partida del tanto
por
ciento del PIB a invertir en Enseñanza,
va a situar a España y a sus CCAA a la altura que están hoy día el Congo
o
Gambia (dicho sea con todo el respeto para estos países que invierten en
enseñanza lo que pueden detraer de otras partidas destinadas a resolver
problemas sociales acuciantes). Cuando se pone el ejemplo de los países
que más
invierten en Enseñanza y se muestran sus resultados evaluados y sus
índices de
crecimiento material y cultural (China, Finlandia, Corea, …) no tarda en
salir
el pedagogo de guardia asegurando que esto no tiene nada que ver
(inversión en
Enseñanza, calidad de la misma y crecimiento material y cultural). Pero a
esto
se puede contestar de la manera más sencilla: sí tiene que ver. Tiene
mucho que
ver. Y no hay por qué añadir nada más.
Pero volvamos a la huelga, a su no
utilidad y a su
no-servidumbre. Que las cosas sean buenas (ya saben: lo contrario de
malas) y
convenientes (ya saben: lo contrario de inconvenientes) no tiene porqué
venir
de la mano de su reconocida o reconocible utilidad. Es más, hay muchas
cosas
que, siendo muy útiles, no está nada claro que sean ni buenas ni
convenientes.
Así, por ejemplo, la inversión en fabricación y venta, o compra, de
armas tienen
su utilidad (en 2011 en España el gasto en equipación militar e
infraestructuras de Ofensa-Defensa subió un 2,5%), pero sus efectos no
son
universalmente buenos; solo lo son, y en todo caso, para los aparatos
militares
y sus gestores. También son útiles las medidas, propuestas por el
Ministerio de
Sanidad, de reducir o negar prestaciones asistenciales a las personas
sin sus papeles
en regla, o sin papeles. Pero tampoco parece que puedan presentarse como
‘buenas’ (lo que se entiende normalmente por ‘buenas’: ya saben, lo
contrario a
‘malas’). Y tantas y tantas cosas más, que podrían presentarse como
‘útiles’ o
‘hasta muy útiles’, desde la telebasura a la bomba de neutrones, pero
difícilmente aceptables como ‘buenas’ o ‘convenientes’. Sin embargo hay
un
sector importante de este mundo poblado nuestro, el más cercano y afecto
a las
tesis utilitaristas y pragmatistas que informan muchas actitudes e
instituciones
en los USA y el UK (y en Deutschland, y en Suiza, y en el Ayuntamiento
de
Alhaurín de la Torre) que sí entienden que sólo lo útil es bueno. Bueno
(malo).
Para este sector de
nuestro poblado universo-mundo, el
utilitarista-pragmatista, esta huelga, además de no servir para nada,
será
no-buena. Sin embargo los que estamos en huelga –algunos de los
huelguistas
también lo estamos contra lo sindicatos convocantes- no entendemos que
sea
necesario aceptar el imperativo de la utilidad o de la practicidad para
justificar las acciones que uno pueda ejecutar. Algunos huelguistas,
muchos de
nosotros, estamos en huelga porque queremos manifestar de esta forma,
que no
excluye otras, nuestra firme y resuelta y frontal y sin paliativos
oposición a
esta política (toda huelga es un acto político, por cierto) económica y
sociocultural, que nos está conduciendo al más lamentable de los
anonadamientos
y al más indeseable de los fracasos anunciados.
Estamos perdiendo en
tres ejercicios, en tres cursos, lo
que se ha ido consiguiendo y consolidando durante décadas de inversiones
y
esfuerzos de tantos trabajadores y de tantos y tantos ciudadanos
pagadores de
impuestos durante tantos años (de más de una y de dos generaciones
hablamos).
Nuestra huelga es una postura de fuerza, que lo es, que parte de
convencimientos de orden moral y político, y de una vivencia y un
entendimiento
de nuestro estatuto de ciudadanos. Estamos en huelga frente al gobierno
de
Mariano Rajoy y sus ministros incompetentes y entreguistas. Estamos en
huelga
frente a la “Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad
Financiera”. Estamos en huelga frente al Decreto-ley 14/2012
“de medidas urgentes de racionalización
del gasto público en el ámbito educativo”. Y estamos en huelga frente a
la Junta de Andalucía presidida por Alejandro Griñán, a su Consejería de
Economía, y frente a su Consejería de Enseñanza, que es la que va a
certificar
la defunción de este cuerpo social que hasta el momento se ha llamado
‘ENSEÑANZA
PÚBLICA’, y que podría además significarse como ‘de calidad’. Y nos
importa un
carajo que nuestra huelga ‘no sirva para nada’. En todo caso tampoco
servirá a
nadie.
Esta es la
opinión-valoración del profesor Enrique A. Conesa,
del IES Ibn al-Baytar, de Arroyo de la Miel.
22 de mayo, de 2012.
Día de la huelga general de Enseñanza
en España y sus CCAA.
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'Una siesta de doce años' Carles Capdevila / Periodista.
'Una siesta de doce años' Carles Capdevila / Periodista.
Educar debe de ser una cosa parecida a espabilar a los niños y frenar a los adolescentes. Justo lo contrario de lo que hacemos: no es extraño ver niños de cuatro años con cochecito y chupete hablando por el móvil, ni tampoco lo es ver algunos de catorce sin hora de volver a casa. Lo hemos llamado sobreprotección, pero es la desprotección más absoluta: el niño llega al insti sin haber ido a comprar una triste barra de pan, justo cuando un amigo ya se ha pasado a la coca. Sorprende que haya tanta literatura médica y psicopedagógica para afrontar el embarazo, el parto y el primer año de vida, y que exista un vacío que llega hasta los libros de socorro para padres de adolescentes, esos que lucen títulos tan sugerentes como Mi hijo me pega o Mi hijo se droga. Los niños de entre dos y doce años no tienen quien les escriba. Desde que abandonan el pañal (¡ya era hora!) hasta que llegan las compresas (y que duren), desde que los desenganchas del chupete hasta que te hueles que se han enganchado al tabaco, los padres hacemos una cosa fantástica: descansamos. Reponemos fuerzas del estrés de haberlos parido y enseñado a andar y nos desentendemos hasta que toca irlos a buscar de madrugada a la disco. Ahora que al fin volvemos a poder dormir, y hasta que el miedo al accidente de moto nos vuelva a desvelar, hacemos una siesta educativa de diez o doce años.
Alguien se estremecerá pensando que este período es precisamente el momento clave para educarlos. Tranquilo, que por algo los llevamos a la escuela. Y si llegan inmaduros a primero de ESO que nadie sufra, allá los esperan los colegas de bachillerato que nos los sobreespabilarán en un curso y medio, máximo dos. Al modelo de padres que sobreprotege a los pequeños y abandona los adolescentes nadie los podrá acusar de haber fracasado educando a sus hijos. No lo han intentado siquiera. Los maestros hacen algo más que huelga o vacaciones, y la educación es bastante más que un problema. Pido perdón tres veces: por colocar en un título tres palabras tan cursis y pasadas de moda, por haberlo hecho para hablar de los maestros, y, sobre todo sobre todo, porque mi idea es -lo siento mucho- hablar bien de ellos. Sé que mi doble condición de padre y periodista, tan radical que sus siglas son PP, me invita a criticarlos por hacer demasiadas vacaciones (como padre) y me sugiere que hable de temas importantes, como la ley de educación (es lo mínimo que se le pide a un periodista esta semana). Pero estoy harto de que la palabra más utilizada junto a escuela sea ‘fracaso’ y delante de educación acostumbre a aparecer siempre el concepto ‘problema’, y que ‘maestro’ suela compartir titular con ‘huelga’.
La escuela hace algo más que
fracasar, los maestros hacen algo más que hacer huelga (y vacaciones) y la
educación es bastante más que un problema. De hecho es la única solución, pero
esto nos lo tenemos muy callado, por si acaso. Mi proceso, íntimo y personal,
ha sido el siguiente: empecé siendo padre, a partir de mis hijos aprendí a
querer el hecho educativo, el trabajo de criarlos, de encarrilarlos, y, mira
por donde, ahora aprecio a los maestros, mis cómplices. ¿Cómo no he de querer a
una gente que se dedica a educar a mis hijos? Por esto me duele que se hable
mal por sistema de mis queridos maestros, que no son todos los que cobran por
hacerlo, claro está, sino los que son, los que suman a la profesión las tres
palabras del título, los que mientras muchos padres se los imaginan en una
playa de Hawái están encerrados en alguna escuela de verano, haciendo
formación, buscando herramientas nuevas, métodos más adecuados.
Os deseo que aprovechéis estos
días para rearmaros moralmente. Porque hace falta mucha moral para ser maestro.
Moral en el sentido de los valores y moral para afrontar el día a día sin
sentir el aprecio y la confianza imprescindibles. Ni los de la sociedad en
general, ni los de los padres que os transferimos las criaturas pero no la
autoridad. ¿Os imagináis un país que dejara su material más sensible, las
criaturas, en sus años más importantes, de los cero a los dieciséis, y con la
misión más decisiva, formarlos, en manos de unas personas en quienes no confía?
Las leyes pasan, y las pizarras dejan de ensuciarnos los dedos de tiza para convertirse
en digitales. Pero la fuerza y la influencia de un buen maestro siempre marcará
la diferencia: el que es capaz de colgar la mochila de un desaliento
justificado junto a las mochilas de los alumnos y, ya liberado de peso, asume
de buen humor que no será recordado por lo que le toca enseñar, sino por lo que
aprenderán de él.
Carles Capdevila / Periodista.
Entonces...¿en qué quedamos? ¿huelga buena o huelga mala?
ResponderEliminarLa huelga es una herramienta más -entre muchas otras- a la hora de reivindicar derechos y, como toda herramienta de lucha, debe ser empleada estrategicamente. De ahí que, al margen de consideraciones económicas o ideológicas, muchos duden de la eficacia de estas huelgas de un día aislado.
ResponderEliminarSin embargo, es innegable la función de barómetro que le asignan los medios de comunicación de masas: y por mucho que se haya intentado maquillar los resultados para minimizar el seguimiento, este ha sido muy notable.
Lo más interesante, a mi juicio, sería superar la dicotomía "huelga sí/huelga no" y entender que la movilización en defensa de la educación pública no se define por una u otra herramienta, que ésta herramienta puede ser más o menos válida en función del contexto en que pretenda aplicarse, y que nadie debería sentirse excluído de nuestra movilización por no compartir el uso de dicha herramienta.
Porque es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.
M., Coordinador de la Comisión de Comunicación